Un poeta ciego escribió en sus versos,
Los sentimientos de un sin vivir.
No encontraba siquiera en sus sueños,
La razón de su vida y su existir.
Sus poemas no tenían una musa,
Ni una bella y gran inspiración.
Se consumió la energía de su fuerza
Y se acabo la tinta de su pasión.
La busco en todos los diminutos rincones,
De su oscuro y apartado corazón.
Hasta en los más inhóspitos rincones,
Donde nunca antes en su vida llegó.
Aunque años más tarde, ya siendo viejo,
El poeta en dos versos declaró,
Haber recuperado durante un instante
La vista que un día perdió.
En esos versos decía el poeta,
Con tinta de fuerte color:
“Todo tras esa puerta era oscuridad,
Hasta que la luz de un alba lo iluminó…”