Mi nombre es Tilde,
no se si suena mejor como Tílde o Tildé
mi pasado pasa delante de mis ojos
como espinas que rasgan mi piel y mis sentidos
mis años nuevos/viejos son mi tortura incierta
no los quiero más a mi lado
los declaro extraños y ajenos a mi existencia
prefiero hablar del futuro sin destino
de matices subjetivos y dorados
Regresando al punto CERO,
buscó la evolución de mi conciencia individual,
mi espíritu se mantiene fiel,
mi alma envejece con mis recuerdos,
la objetividad de mi subjetividad se vuelve gris y conocida
El alma perversa, es el alma que cae en la costumbre y consumo,
mi edad es cualitativa, extensiva, progresiva, retrospectiva, cíclica,
regresiva, irreversible, inevitable y cierta.
mi años próximos trazan un mundo más allá de la filosofía,
religión o moral,
un cielo de color accidental sin decorados,
La naturaleza me impone,
rechaza el tiempo progresivo,
vive en la extensión y repetición,
sus dimensiones van más allá del pasado, presente y futuro.
como hombre no puedo competir,
ella se repite permanente.
Por Walter Trujillo, Berlín, Marzo 2013