Hay un camino de soledad
en el bosque de mi vida,
una brecha infinita, impalpable
que busca alcanzar tu cielo
resurgente de milagros
para calmar el dolor del pecado que callo,
y silenciar mis silencios bulliciosos.
Tengo un continente contenido
armando superficies
más acá de todo anhelo, de todo afán
van cobrando vida en mi marchito paraíso
donde un manzano fresco florece en tentaciones
y una voz extraña,
lejana grita desprendiéndose de mi espíritu
en esta noche oscura,
vacía de luna y llena de estrellas fugaces….
Misericordia, misericordia Dios mío, misericordia.
Envuélveme en tu manto azul divino
y aléjame de todo sufrimiento que me lleva
al deseo de querer apagar mi mirada
para no volver a verlo.
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