Sin ti la mar está triste
como si te quisiese llamar ruge,
hay celo oceánico en sus olas.
La luz crepita y permanece
como la Luz verdadera que vino.
Hoy se ha dividido en átomos de oscuridad.
Repite la espuma aún tus palabras
como cuando en un hálito de esperanza
“te amo” me dijiste.
No sé por qué permanezco tirado
cual moribunda gaviota de arena.
Cada roca se asemeja a tu cuerpo
y cada cuerpo tiene un pedazo
de alma que no hay en tus ojos.
Tengo aquí un sufrir de viento y sal,
una bóveda cristalina me encierra
-la morada de los albatros-
¡Un grito se escapa y tu nombre…!
tu nombre lo mancha el olvido.
La luna que bebe en la mar
es una blanca pupila en la noche.
Hay astros que lloran estrellas,
yo lloro tu adiós casi eterno.