MODESTOELPOETA1953

UN CUENTO VIRTUAL, CON UNA HOJA QUE EL VIENTO PEGÓ, A MI CORAZÓN

 
Al abrir la puerta de mi casa y salir a la calle,
Hacia un viento tan fuerte, que una hoja de eucaliptos
Se incrusto n mi pecho, a la altura de mi corazón,
Fue una cosa tan espontánea que altero mis latidos...
Intente separarla de mí y no podía, ya formaba parte de mí,
¿Quién me dominaba en esos instantes? que la hoja en mí se posó                               Parece un cuento y ni mucho menos, al rato la hoja, era frenesí,
Un estruendo de angustia se apoderó de mí, ya que la hoja me hablo...
 
Me decía, Modesto ahora soy tuya y siempre viviré contigo,
Aunque te cambies de ropa al instante ahí estaré yo, tu hojita
Serás mi roble, serás mi amo y yo te ayudare en tu vértigo,
Me manda el Dios del viento, para calmar el aliento de tu sonrisa...
Mire al cielo. Ese infinito y vertical azul, con su sol radiante
Y le pregunte a la hoja que el viejo arrastró, hacia mi corazón
¿Quién te manda, de donde bienes? Con tu sustancia y tu vertiente,
Hueles a agua de mar, aunque seas de eucaliptos, según mi visión...
 
Pasaron los días y la hoja fija y al mismo tiempo virtual,
Seguía apegada a mi ser y aunque noté que era ayuda divina,
Asustaba mi sentir, porque no es una cosa  nada  habitual,
El misterio de mi hoja de eucaliptos, o de un árbol limonar...
Ya tenía duda con el paso del tiempo cambió y era similar
A la hoja de un buen limonar, me hace soñar este desdén,
Aunque me siento bien y me noto mucho mejor en mi descansar,
Pero de gusto y frenesí, quizás será mi hoja, mi amuleto, mi edén...
 
Aunque han pasado ya muchos días, de la hoja de mi corazón,
Descanso por las noches mejor y despierto con mucho vigor,
Aunque no salgo de casa, estoy muy Augusto en mi armazón,
Un palacio virtual,  ya que no he cambiado nada en su interior,
estoy en mi cielo, en mi luna, mi mar y mi sol, sueño de ermitaño,
Poeta y trovador que camina por la vida con la hoja, ya de mi flor
Va cambiando de tonos de color y no La puedo arrancar de mi otoño,
Siempre pegada a mi débil corazón, ¡Dios mío! que gran honor...
 
Le has regalado a mi vida, a mi ser y a toda mi ilusión, gracias ¡Señor!
Ahora vivo, antes moría y paseando en este cuento sentido,
Me has hecho vibrar del placer, de mis sentidos y en el río de mi amor,
Un mar infinito, como la luna que vigila, mis noches y mis días con sol.

 
 ¡Gracias le doy a los cielos y centauros de la luna y el sol, por inspirarme este cuento de la hoja, de mi corazón!
 
                          Modesto Ruiz Martínez / miércoles, 27 de febrero de 2013     Enviado desde mi iPad