(Managua, 25 de septiembre de 1981)
Quisiera tomar en mis manos aquello que no se palpa
– que se pierde en el inmenso espacio vacío –
... como el sueño.
Como el anhelo, que se arraiga sin quererse ir, que culmina con la realización del deseo.
Como el deseo mismo, que nos alienta a caminar... aún en caminos de espinas.
Como la esperanza en el futuro,
en el hombre,
en el mundo.
Esperanza que poco a poco se pierde como el amor en la guerra, se confunde con el dolor y la supervivencia.