Frente a la estratégica ventana,
con la paciencia cómplice
del butaco en la puerta,
una pareja se viste de sexo
en su desnudez
dejando solo el espacio
para que entre el oxigeno
que los conducirá
a volver sobre sus pasos
de gelidísima soledad ;
sus besos reverberan las almas
sus caricias patrocinan a otras
más osadas
y la estancia se resuelve
en un ring
donde curiosamente ambos pierden
pues los árbitros latentes
aseguran con anillos
su signo de propiedad ;
regresarán entonces
a sus óperas
llenas de drama, angustia
y sordidez
pero en el ambiente quedara
el olor conjuntivo
de una sencilla ama de casa
y un inexperto estudiante