Quiero una casita calientita y dos mecedoras; una para la persona más feliz del mundo y otra para la persona que causa tal felicidad.
Quiero leer muchos libros y saberlo todo para que me sigan sorprendiendo las historias que tus ojos me cuenten y perderme ahí con la promesa de un por siempre.
Quiero disfrutar la mitad de la tasa de café que tanto deseo por las mañanas y que la otra mitad me la robes y me beses y el sabor a café de tu lengua despierte todos mis sentidos y empezar así el mejor día de nuestras vidas cada mañana.
Quiero recorrer tu cuerpo escuchando la canción que de letra lleva dos palabras y mil inentendibles jadeos y que el sabor a mar en mi boca poco a poco me haga olvidar que exista otra cosa.
Quiero demostrarle al viento y a tu vestido de domingo que la pelea entre ellos hace tiempo mis manos han ganado.
Quiero la sencillez de tomar tu mano… la mirada robada, la coincidencia vergonzosa, la oportunidad de concerté y en mi mente no hay otra cosa.