/Me he quedado perdido...,
en... pérdidas estrujadas de mis párpados;
mirando anochecer una palabra drogada
en el vuelo de una mariposa en desvelo
libre en pedazos, lágrimas frágiles de luz
se cuelgan de los astros, así, como has caído
en mi tenue encuentro con la luna
amarrada al ovalo metálico hambriento
reflejado en mis... quebradas ventanas
que te siguen cuando más te apagas.../
[Figura Re-teóricas]
Soy... he sido observador de cadáveres exiliados de las cenizas
cuando más lloran astros en la rústica fortuna de la tierra...,
¡He sido testigo de sus desdichas!
... dichosa forma de permanecer aglutinado en rocas
ya cuando sudan musgo en la humedad
de colgar acentos en plantas nacidas de la muerte...
y no es el silencio de mi palabra, que-
me hace asesinar al tiempo
sino que..., es el reloj de mi pecho
que acopla un verso suicida
en el punto final de la realidad...,
¿Y qué es real?
colgando tildes mudos
en expresiones marchitas de un poema quebrado
ya cuando no sigo la entonación de la retórica
y me hundo con la antí secuencia de los hechos
ya cuando no miro a la luna, sino que miró
mi quebrado espejo
-el amor de mi rostro-
con el sentimiento ajeno de una herida al cuello,
el frío estupor de la soga,
dedos doblados, torcidos
-fugaces y muertos-
sosteniendo estrellas
entre la garganta eterna
enferma de poetas muertos
en tumbas de vinilo
al frío pasar de la acústica
presente,
fumada
y
expuesta
ante los asesinos del recuerdo...,
Dentro de un libro abierto...,
el reglamento interno
de un músculo fecundo
en la astilla perenne
ya cuando el poeta ha muerto
duele doliendo el dolor,
duele cerrando el libro y olvidando
duele abriendo, duele abrir el corazón
latiendo
la sanguínea
sangre
de expresar
un mar burdeos
avinagrado
del tinto cardíaco;
agria acústica
del duelo del universo,
oscuro sonido
del cielo coagulado en ruidos
desorden de los "pétalos de noche...",
lágrimas,
alfileres
encerrados
en corchetes
mis manos...,
mi boca
se tragan
el universo
y con ello el veneno del mar
para ser testigo del vacío...,
... mis manos cómplices de un punto final
que letalmente cae en el detalle de "mis ojos negros"
para ser luto de mis versos...
Joel Parra...
Enero, 2010.
Ciudad de la eterna primavera.