Grita, grita, soledad,
Suelta tu grito profundo
Para que se entere el mundo
De lo sola que tú estas.
Dejar salir de tu alma,
Con estridente fervor,
El evidente dolor
De tu silencio sin calma.
Corre, corre y habla
En tu eterno aislamiento.
Háblale tal vez al viento
De las tristezas que vives;
Desde cuando no te escriben,
Desde cuando no te ven.
Y si te mata el desdén
Por la desolación,
Cántales una canción,
Atúrdeles con tu mutismo,
Procúrales un sismo
De silencio aterrador
Que tan solo el Señor,
En sus sagrados jardines,
Pueda escuchar los violines
De tu mágica melodía
Y quizás te lleve un día
A compartir sus festines.