rodulfogonzalez

ROSAS

Creó Dios a las rosas con tanto amor, que las bendijo con el don de la multiplicidad del colorido y del tamaño.

Las hizo diminutas, cual los amistosos duendes de los cuentos y Campanita, la amiga de Peter Pan, el personaje que siempre fue niño, y que podía volar o el mundo de El Principito, tan pequeño como un alfiler.

Y las hizo grandes y resplandecientes, como las que me colmaron de admiración en el pueblito ecuatoriano de Cotacachi. ¡Cuán colosales y bellas!

Pero las más raras son las que tienen el color de la perla parecida al carbón.

¡Cuánto disfruto con el encanto de las rosas amarillas!