Despojarnos de nuestros pudores
Desabrocharnos la vergüenza
soltar de la correa a nuestros sentidos
y que echen a correr...
Embadurnarnos en besos
que maquillen nuestras caricias
Cosernos con abrazos a punto de cruz
dejar que buceen las yemas de mis dedos
por el inmenso mar de tu pelo
Susurrar a nuestros oídos desde
el otro lado de la cordillera
Erizar los bellos campos de tu piel
con la guadaña de mis dedos y dejar que hablen nuestras manos...
hacer de nuestras pieles los abrigos
descender,usando mis labios como arneses,la colina de tu espalda
Reposar mi cabeza sobre tu valle
rodar ladera abajo por tus costillas
y caer en el epicentro de tu oblingo
e incorporarme rápido,y sin ningún rasguño
amaranos las piernas y los tobillos
Rayar el techo de nuestras almas con lanzas internas
y verter la miel en el cantaro
Texto:El Hombre Percha