Para escribir poesía debo limpiar mi mente,
y limpiar de vicios el ambiente,
y pensar el día profanamente
para escribir lo que siente este ser hiriente
porque dentro de este cuerpo físico,
vive un poeta tan famélico,
que suena siempre un tanto tétrico,
que escribe todo tan ilógico.
Lo que siente lejos, tan lejano,
que no busca manos en las manos
que de muerte siempre sin hermanos,
porque se mantiene en este plano
triste y tan sombrío de misera
amargura, entre tanta visera
que sale de la carne que incinera
por estar muerta y no ser verdadera.