La aterciopelada noche
me invita a que te invite
a la campiña de mis sabanas de sedas
en donde mi cuerpo desnudo espera ansioso
el cálido abrigo de tus manos tiernas
y tu voz en calma alterándome todos los sentidos.
En este Valle celeste
se desnuda en azules
la niña traviesa de tu ámbar mirada
y te veo adentrarte
a mi mundo airoso
con ganas inmensas
de poseer mi cuerpo y no conforme con ello
todos los límites de mi bendecida alma.
Mi amor, ya han dado las doces
y de la cenicienta y sus ratoncillos y la calabaza
no quedan ni el rastro en toda la comarca
sólo un par de brujas andan a las carcajadas
montadas en sus escobas
de pluma de garza jugando, jugando a las buenas hadas.
En tanto yo bebo de las pócimas de tus versos de obsidiana
Mientras, lanzas un hechizo azul, tú, sobre mi cama,
Tu cuerpo con el mío de amor se entrelazan.
Vaivén y pasiones la piel desnuda, descalza.
Es noche de luna aquí en mi casa
que también es toda tuya
desde que el amor nos alcanza.
Hay gemidos y roces, penetrándome el alma.
La entrega es un pacto
que deja en silencio nuestra fiel morada,
afuera la lluvia, no cesa, no escampa.
Adentro apedreadas de besos en truenos,
refusilos de caricias, ciclón de miradas
y tantas otras cosas que callo de decirlas pues... sobran palabras,
Pero hay sólo una verdad la de dos en el mundo
que con fuerzas extremas se quieren, se aman.
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