Rene G.

A Sabina

Por tú gracia gracil de gran poeta,

por tú porte de macho bien parido,

por tús versos de estruendos doloridos,

por tú forma de ser se te respeta.

 

Porque no hay en el mundo un grave espanto

en que todos los mundos nos asistan;

te odio por los versos que conquistan,

a la mujer que me condena tanto.

 

Por escribir del alma fracturada,

¿Quien estaba en tú alma bien parada?

¿Quien estaba detras de la cortina?

 

¿Quien perdura en el mundo sólo un poco,

tan poco que de mucho se hizo loco?

¿Quien fuera como tú? ¡Oh gran Sabina!