....Y pinte mi casa,
pidiéndole ayuda
a mis dos amigos,
espíritu y alma.
... Me diesen su fuerza,
puesto que a mis años
no es empresa fácil
poder realizarle.
Pero muy quietitos
desde el inconciente,
dijeron ufanos
espíritu y alma.
Si, te ayudaremos
como en el pasado,
poseerás la fuerza,
pintaras tu casa.
No se entrega el hombre
por mas que sea anciano,
por mas que le pesen
su carga de años.
Cuando el cuerpo alienta
fuerzas del pasado,
que sembraba flores
que regaba el árbol.
Si, espíritu y alma
fue la compañía
con la cual vivimos
todos estos años.
No me abandonaron,
Juntos con su ayuda
pintamos mi casa,
¡¡con ochenta años!!!.
Y así seguiremos
levantando muros,
sembrando mil flores,
plantando cien árboles.
Mientras mis amigas,
juntas me acompañen
dándome la fuerza
que yo les demande.
Desde la ventana
que son nuestros años,
miraremos juntos,
la obra lograda.
Nicolás Ferreira Lamaita.