la tempestad y la calma.
Inmerso en el mar, con bandera de aventurero,
Viajo, sueño, vivo y respiro;
Me abaten fuertes olas las cuales resisto por instinto,
si, por ese deseo de vivir.
Hay días que auguran desdicha,
hasta que de pronto ya sin ser esperada, llega la calma.
El sol alumbra la negra oscuridad y disipa las penumbrosas nieblas de la noche;
entonces retoñan las ramas de mi corazón con flores de alegría
y mariposas volando en medio de colibríes que se llenan del néctar de la ilusión.
En el basto océano, bajo el cielo calmo,
se acercan volando cuales gaviotas pensamientos de una infancia fugaz,
que me invitan a caminar en la luna
y terminar esbozos de los que serían mis castillos.
Trazo líneas en mi mente,
calculo cuanto fui desviado de mi ruta por la tempestad,
descubro entonces que el frio de tormentas pasadas sigue en mis huesos,
y abaten el alma golpeando desde adentro,
como grandes olas que se estrellan en el pecho y en la frente,
haciendo salir las aguas de mi ser, llenando los ojos con agua de mar...
escucho ecos de voces...traídas por los vientos, que me dicen:
regresa vas a naufragar, regresa la calma es temporal.
Grito y respondo a las voces:
Mi camino es sin retorno, no puedo regresar,
voy hacia un lugar desconocido,
voy en busca de un sueño, que asido está a mi ser,
No soy nada sin mi sueño, regresar es morir...
he perdido mucho, y aunque tuve pesares,
me alegro en pensar que mi barca avanzando va.
Sigo una luz que es muy real,
una luz que guía en medio de la oscuridad...
es estrella de la mañana...y lucero de la noche,
que traza un camino en medio de la mar...
¿que acaso la estrella de Melchor, Gaspar y Baltazar?
Voy a llegar...aun con el último suspiro...
aun con el último aliento, aun si fuere en mis últimos años...
mi bandera sigue intacta, al llegar buscare la cima más alta
y allí desde muy lejos se vera ondear.
Autor: Oscar Zalavarria