Duerme la noche
sobre mis cabellos.
Mil estrellas me cobijan,
mil recuerdos.
Y tirito,
olvidado en esta obscuridad,
en esta oscuridad de mis recuerdos.
Pasa el frío, los silencios,
y el olor a cirios y rododendros.
Aullan mis párpados,
aullan a tu belfa boca de lirio y de delirios.
En eso apareces en la ventana,
volando, resplandeciente, con ojos abiertos.
Y me miras aquí
sufriendo por el peso de mis pensamientos,
por lo grises besos del silencio.
Yo te veo, absorto,
sin saber,
que entre estas estrellas acogedoras,
ya me he quedado dormido.