Vi las rosas sonreídas
coloridas y fragantes
escoltadas por espinas
de manera amenazante.
Pequeñas, fragantes rosas,
en el altar de María;
dejan manos amorosas
por plegarias que pedían.
Rosa, rosa; mi rosita
abre pétalos al cielo,
con tu tersura exquisita
de ese rojo terciopelo.
Oh mi reina del rosal
tu belleza la presumes,
cuando te esparces triunfal
en alas de tu perfume.
Viejo rosal del jardín
¿estás acaso olvidado,
o se aproxima tu fin?
¡Cuántas rosas nos has dado!
Un ramo de rosas rojas
lleva la novia en su mano,
y en su sonrisa se aloja
felicidad de antemano.
Un ramillete de rosas
lleva el niño a su maestra.
Una atención amorosa
es lo que así le demuestra.
Hay en la vida dolores
que afligen almas enteras
y con todos tus colores
se sienten más placenteras.
Voy silbando para el campo,
mi potro corre sin bridas
voy a sentir los encantos
de una rosa florecida.
Cuando el día se avecina
y el gallo suelta el cantío,
la rosa moja a la espina
con sus gotas de rocío.
Dulces y suaves fragancias,
emanan bellas flores;
rosas en abundancia,
favorecen los amores.
El rosal con sus espinas
pretende cuidar sus flores,
parece que él adivina
al galán de los amores.
entre las rosas y espinas
se debate el gran rosal
ambas son bellas, genuinas,
porque son, tal para cual.
Autores: Cristina Díaz & Alejandro J. Díaz Valero