¿Dónde quedó el sonido de la puerta a tu ingreso?
¿Dónde está la sazón de tu cocido de res?
Tu canto de jilguero, tu risa de soprano
Tu monedero de cuero y tu cepillo de dientes.
¿Dónde están? No los veo…
… Presiento que me has dejado viviendo solo.