Silencio, lenguaje de soledades,
música de muerte,
amparo de la alegría,
compañía de la calma.
Ese silencio devastador, mortal,
que abre los postigos de los sueños,
los postigos de la nada.
Que bajo el beso de la oscuridad,
lucha por salir con vida.
Un silencio que contempla la muerte,
que busca una luz, una salvación,
que junto a los demonios de la rutina,
te harta hasta gritar como un niño, hasta ser libre.
Silencio que estalla con palabras,
que irrumpe el odio y el amor,
que expresa lo más oculto del ser,
un ser que se hunde en un mar de dudas,
y se libera en el aire, como ceniza, como polvo,
y sólo en ese momento vive profundamente.