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Soy triste ciudad amurallada
que el dolor ha enlutecido
Corren mis lágrimas en rojos ríos
por los insepultos cadáveres
de héroes redentores
Son míseros harapos mugrientos
los hermosos peplos que ayer
descubrían mis encantos
Se han marchados los aedas
con sus liras y sus cantos
Caen en éxtasis las plañideras
saboreando su misión
Danzan las aves rapaces
exaltadas por el festín
Se juega a la ruleta en el Olimpo
todo apostado por mi ruina
y destrucción
Pero mis muros resisten
Se ha detenido el tiempo
Se anuncia la retirada
como si poco importara
el carbón de las naves
Entonces apareces
con la dádiva enorme
que dice adiós
a la contienda
Tenías que ser tú, Odiseo,
un simple mortal
resumen de tantos hombres
quien rompiera el corazón
de esta ciudad sitiada