Desordenadas quedaron las enaguas
-entró el Amor a beber
de la ambrosìa de los dioses-.
Esparcidas quedaron las ropas
de seda blanca
-entró el Amor a gustar las mieles
de la colmena derretida-.
Esturriadas quedaron las telas íntimas
-entró el Amor a recostarse
en la almohada del Amado-.
Entre girasoles,
entre maizales,
entre cañaverales,
"entre cañas y barro",
Amada y Amado se dejaron
la Virginidad rota...
Testigo , el pañuelo blanco de seda,
manchado
-cinco margaritas rojas-.
(salvador)