El dolor que tiene mi alma, se lo debo a usted.
Lo suyo es amar con muy mala leche y
urgando con el pico en las zonas más dolorosas.
En los oidos resuenan tantas promesas falsas!
Promesas, encaminadas sólo a la tortura.
Las gracias, no se las debo y el perdón, menos.
Así que, lo único que resta agradecer es:
Qué el viento le lleve, lo más lejos posible!