Vacío, olvidado, mirando al abismo,
desesperanzado, atemorizado, sin voz,
despedazado por la multitud ingnorante,
del dolor que para nadie es importante.
Aun cuando ya no queda que hacer
en la oscuridad de la noche sin fin,
me doy cuenta que no me puedo permitir
descartar al anhelo que ha de perecer.
Seguir en la niebla de un alma en pena,
mirando al abismo que todo es,
rogando por una esperanza verdadera
que no me deje volver a perder.
Solo son plegarias de un desquiciado
que nunca podra escapar de su verdad
pues no ha nacido para ser amado,
y a su tumba llegará en soledad.