El sufrir, el no dormir, el no comer,
El no poder besar, ni tener a quien besar y amar.
La soledad paupérrima, las angelicales noches de paz gobernadas
Por la angustia, la tristeza de los espejos, los gatos en celos
La lluvia como cortina, la vida misma empapada en llantos.
El martirio, el martillo por la cabeza, la oscuridad recóndita
De mi cuarto, las hojas que me faltan por leer, las personas
Que me faltan a mi lado tener, mi habitación vacía
Sin un cuadro sobre la pared, llena de huecos como en forma
De vacíos.
El sufrir y permanecer inquieto frente a un monitor por horas
Y no poder hablar, ni siquiera por casualidad.
, escuchar y no poder hablar, que te escuchen y a sorbo distante
De un té contarles tu sufrimiento.