Amo todos tus paisajes y tus intensos oleajes,
tus montañas, tus eternas sabanas…
y tus fronteras que siempre deseo cobijarme en cada una de ellas,
amo tus bosques y tu rico aroma que en ellos escondes,
tus sonidos en el silencio y en lo aturdido,
amo tus amaneceres y el bronceado de tus atardeceres,
tus noches oscuras de miradas profundas,
amo tu brisa, tus tempestades e impetuosidades;
amo, tu zona meridional ésa, que me lleva a alucinar…
tus calores extremos y aún más cuando en ellos me quemo…
amo tu gran fuente de vida… por la que mi vientre sí palpita…
tu fuerza infinita y volcánica con la que siempre vives.
Amo tu “Ser” el que siembra mis días y me hace florecer…
amo tu sabor a café o a chocolate tal vez
amo, tu esencia de hombre… y,
amo también que hoy de mí, la noche no se asombre.