Lydia casillas

HISTORIA DEL CIELO

HISTORIA DEL CIELO

 

Cuentan los días, las horas...Y el minuto les parece inmenso.

La luna ya ha aparecido y se han jurado amor eterno.

Las luces de las casas, a lo lejos, brillan como estrellas fugaces, y una de ellas, la más chiquita, envuelve la cara de la niña.

El la mira embobado y piensa:

"No puede ser, es un sueño".

Y recuerda los días pasados...

María, la hija del terrateniente, y Diego, fruto del amor del obrero.

Imposible unión y desespero.

Citas clandestinas...Piensas en verso.

El niño se pasaba los días mirando al balcón del cielo, y es que el padre de la niña tiene enjaulado sus rizos de oro. Y ella, entre visillos, le ha tirado una rosa...Y un beso.

Sin embargo, va a terminar este sufrimiento.

El ama de llaves, ya anciana y que quiere a María con toda el alma, ha metido una llave entre sus encajes de plata, y le ha dicho al oído, con voz firme y bien clara:

-"Huye cariño mío. Cuando la noche se cierre y los sueños estén dormidos, deslízate pr la puerta y vete lejos, muy lejos"

-"Mi ama, mi dulce y querida ama. ¿Y qué pasará contigo, cuando se entere mi padre, que me has abierto las puertas del cielo, de su infierno preparado?

-"No te preocupes, mi reina. Mi vida no vale ya. Soy anciana, con muchos años vividos, y si tengo que morir, prefiero que sea así, con mi niña en libertad.

...Ya se ha cerrado la noche. la casa durmiendo está. Y María, con su macuto en el hombro, se dirije hacia el portal.

Le ha dicho a Diego, su amor, que la espere en la ribera, donde la luna refleja, en sus aguas, su color.

Pasa delante del cuarto de su padre...Parece que está dormido, aunque se oyen sonidos de su permanente nerviosismo.

Pero la niña no hace ni un solo ruido....

Ya queda solamente la puerta de entrada y afuera, la libertad.

Abre el cerrojo con fuerza, sin ruido, sin miedo.

Ya sola en la calle, con su vestido de raso y sus pendientes de perla, parece la niña una reina.

La luna y el cielo se han alíado con ella. No hay nubes, pero sí muchas estrellas. Y la luna, de reojo, le ha dicho a las luces bellas:

-"Guiad hasta la ribera a mi sueño; Que se una con el mar, que palpiten sus sentidos de aquí a la eternidad"

Ya están juntos los amores, y, acurrucados los dos, se han quedado dormidos.

Mañana será otro día.

Hoy el mundo entero, suyo es.

 

Lydia Casillas