Aroma a Virginia en mis sabanas,
un sosten de Paola hondeando como mi bandera de libertad en la ventana,
mis tardes son gratas con Maria,
el frío de la noche lo opaca Sofía,
mis días son realmente placenteros con diferentes ninfas del sexo
pero al final lo único que me queda es un solo pensar:
que no es más hombre aquél que tiene muchas mujeres para sesiones de sexo encendidas,
sino que hombre es aquél que tiene una y constantemente la enamora y quiere a diario de por vida.