En tu herida
se trepan criaturas de agua a cantar las manzanas del camino
como una oración
yo, en el país de no te vayas,
incendio el último beso en el frío milagroso
de tus pies rosados
hasta robarle amaneceres a lo mortal de la noche
es que quererte a tu medida, mi amor,
me cuesta un ángel y noches y noches de nombrarme hasta el olvido.