A esa mujer rotunda
que la dejaron sin nada,
sin placer y renegada
a vivir entre semillas
de odio que ella carga.
Preñada de soledad
le van creciendo
esperanzas
y se agarra
al nacimiento
que nace
de sus entrañas.
Pero la dejaron seca
la hambruna,el odio
la indiferencia
por sus pechos
ya no corre
la sangre
de una princesa.
Entre lágrimas se mueve
ya muy reseca
en los brazos el dolor
de un niño que no juega,
desnutrido,sin la risa,
inmovil como su pena.
A esa mujer
sin nombre
le dedico
mi poema
estos versos
tan oscuros
bañados
de sangre negra,
esperando
en un rincón
que se quiebre
su existencia.
¡Tu señor daselo
todo!
porque he visto
sus ojos
y es horrible
nació para morir
en un mundo
de locos
solo fue
sombra del viento
que la convirtio
en polvo.
Polvo que fue
barriendo el viento
y su sufrimiento.
Ana@ocaña