Desde el principio de los tiempos la atrocidad ha existido en las almas humanas. Tortura, atraco, violación y muerte han sido sólo algunos de los horrendos resultados de lo que individuos con tan dañados instintos han producido. Es difícil imaginar que un ser con carne y sangre similar a la nuestra pueda perpetrar actos tan atroces.
Pero, así como existe impensada maldad, también existen almas llenas de bondad para obsequiar amor en cada respiro del andar. Actos de dulzura pasan con frecuencia desapercibidos, y aún así, en el mayor número de los casos provocan cambios positivos en las vidas de los que los reciben, iniciando un efecto dominó que culmina en construir mejores personas y sociedades. Esa semilla de humanidad es la que debe florecer y perdurar...
Sólo una idea... que deseo prevalezca...
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce