Pero como amo
tus bohemios ojos
que sin pena alguna
se posan sobre mi.
Y solo muy despacio
dejan caer un río
y como en un estanque
yo me aferro a ti.
Eres, simplemente eres
vanidad andante
y te luces donde
yo no pueda hablarte.
Pero al llegar a mi
todo se te olvida
y de pronto eres
humildad divina.
Y en el solo instante
de ese acto tuyo
yo voy descubriendo
que tu eres mi mundo.
Pues abandonas todo
para poder amarme
oh precioso hombre
vuelvo a recordarte.
Daphnne Orlandini - Marzo 2013