Luis Elissamburu

La verdadera fortuna

Le pedía al Cielo

siempre las mismas cosas.

Pero, se me ponían viejas,

o perdían su valor,

como pétalos, la rosa.

 

Aprendí a ver, dolorosamente,

la verdadera fortuna.

Estaba mas allá

del plomo de la balanza

o la gloria que se suma.

 

El tesoro que buscaba

me llenaba la mochila.

Era la razón,

del peso, en el corazón,

de todos los que me querían.