Dedicarle el verso a la escalera
y llorarse a carcajadas las noches.
Las sillas que aplaudan,
y las paredes que vigilen,
que nadie entre, que nadie salga.
Nubes llorando, barcos de papel
mi alma ahí va navegando
sin huesos, sin piel.
Dedicarle el verso a la escalera
y en el escalón más alto
dejarle mi voz declamada
y en el escalón más bajo
la lágrima más triste, derramada.