Levantado en la mañana,
listo para salir
sin hallar reclamo alguno
y contando de uno en uno,
del trabajo los quehaceres
y entre pobres mercaderes,
los minutos al dormir.
Va pensando en el mañana
no le pasa sentimiento
prisa o arrepentimiento,
por ser hombre de la plebe
al que no protegen leyes
por ser hijo de una esclava.
Camino rudo y oscuro
el cual sus pasos recorren
no preocupa que le roben,
que se le puede quitar
para poder caminar,
sintiéndose tan seguro.
No carga consigo oro
ni tampoco finos panes
solo, llevando ilusiones,
cargando con el sufrir
pues no le toco vivir
la vida con dulce tono.
Pues amargo no es su gusto
mas que simple sabe la vida
pensando en que la salida
no se encuentra con la muerte
quien corriera con tal suerte
y de un golpe rompa el trato.
Así como cada año
de uno en uno han pasado
uno que otro le ha dejado,
esperanzas muy muy fieles
otras tantas poco crueles
como si fuese un engaño.
Hoy detuvo su camino
quisiera fuera el cansancio
pero el tiempo va despacio,
y no nos deja llegar
si quisiéramos mirar
lo que depara el destino.
Hoy no saludo al amigo
tampoco al niño travieso
cual tormenta sin aviso,
él se quiso retirar
y se fue sin avisar
siendo el silencio testigo.
La mañana ya no mira
bajo sus alas caminando
aquel hombre suspirando,
que al pasar de los minutos
de aquellos que no discuto
preciados para la vida.
Entre la obscura calle
se oye pronunciar su nombre
con murmullos “era un hombre,
que no ves nacer seguido
por eso fue bendecido”,
y sepultado en el valle.
Vida mía, así te llamó
las veces que fueron juntos
a platicar sus asuntos,
pero ahora ya no hay vida
y sus ojos ya no miran,
pues la muerte lo llevó.