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Montado en un cometa surcaré el infinito
Para poder encontrar al corazón de aquel niño
Que dormido se encuentra dentro de mí
De aquellos años inocentes de cariños y amor ausentes
De saberme sin zapatos caminando entre espinas.
Feroz caballo de Troya encontré en mi camino
Me ha dejado sin mis padres, mis abuelos, sin hermanos
Ahora se lo que siente un huérfano en esta vida.
Como estar frente a un espejo
Reflejándose la mía
Cual laberinto de maldad se habré a mis pies la tierra
Tomando todo de mí
La esperanza se ahueca, el corazón no palpita
La sangre toda se agita sin saber porque lo grita
No me dejen, no me dejen
Tan solito en esta vida, mi alma se ve perdida
En medio de este infierno
Ya no me quedan lágrimas se las ha llevado el viento
Para regar a mis manos que ahora ya están vacías
Porque en ellas solo quedan las caricias entumidas
Sin ningún destinatario, sin amor en agonía
Que el niño que había en mi se murió con mi familia…
Beatriz Fernández