Murialdo Chicaiza

Sobre mi cama.

 

Una hoja en mis manos,

sobre el revés, una madre,

un título: “Señora desaparecida”

 

Un gallo amarrado

a la mesa,

hunde su cabeza

y me observa

a través de sus plumas.

 

Una pila de libros

cae estrepitosamente.

Yo solo narro,

legumbre podrida

que siente un desmayo.

-Y canta el gallo-

 

Mi paz se ve ofendida

debería estar en relax.

 

Aquí  me hallo

con el gen de la soledad

sobre mis hombros:

“Señora desaparecida,

un 3 de Julio”