Una hoja en mis manos,
sobre el revés, una madre,
un título: “Señora desaparecida”
Un gallo amarrado
a la mesa,
hunde su cabeza
y me observa
a través de sus plumas.
Una pila de libros
cae estrepitosamente.
Yo solo narro,
legumbre podrida
que siente un desmayo.
-Y canta el gallo-
Mi paz se ve ofendida
debería estar en relax.
Aquí me hallo
con el gen de la soledad
sobre mis hombros:
“Señora desaparecida,
un 3 de Julio”