Puede que me sobren las palabras,
quizás, me sean escasos los vocablos
para manifestarte tanto amor,
tanta devoción a ti amado esposo mío,
pero quiero que sepas
que aún ante mis errores,
ante mis fallas humanas
las cuales me delatan
como un raso mortal;
no dejo de ser la gran persona
que conociste allí
en comunión con la vida.
Tú bien sabes,
de mis fallas,
que como dije...son muchas...demasiadas,
aún así, sigo siendo la misma niña
ilusionada de tu amor.
Soy, la que te junta el cielo y el mar en una mirada
para inundarme de sueños
cada despertar en tu presencia
y quiero que no olvides que...
no dejo de nombrarte en esta medianera del mundo
y tengo la seguridad de que si caigo,
tu amor que es un gigante
se inclinará ante mí
y me levantará entre sus fuertes y ágiles brazos
y avanzará ante todos cargando los retazos de mi persona.
Hoy más que nunca quiero que sepas
que me arrepiento del tiempo perdido
y que me lleno de venturanzas
con el tiempo vivido en ti,
¡¡Si!! en ti mi amado esposo Jesús.