He zurcido el corazón con tus manos.
Hilo que se extiende por tus cabellos
rubios, cual rayos solares desatados;
como hojas al viento/ se deslizan ellos.
Como tibios pétalos por tu rostro,
impío -delicado- dulce, de mujer
altiva/ de nácar sonrisa, que postró
su mirada en el cielo de tu saber.
Caricia que visten tus manos rosa,
que deposita néctar de tus labios/
en la tierna mañana donde posa,
el beso inventando nuevos bríos/
jugando con el eco de tus sentidos
y tus manos, arañando mis latidos.