Dos lágrimas cayeron sobre una rosa blanca,
Imposible detenerlas ante tanta tristeza,
Están llenas de recuerdos, de imposibles,
De desvelos y de esperanza muertas,
Solo puedo dejarlas correr airosas,
Entre los pétalos perfumados,
Esas lágrimas son amorosas,
Llevan tu nombre allí gravado,
Llevan la dicha que tanto he amado,
Llevan pasiones, llevan el alma,
Llevan también dos corazones,
Llevan “La Gracia” de tu rostro gravado,
Llevan, por si no alcanza, la pureza del agua,
Calman la sed, que rosa; mi rosa blanca,
Me la regalaste tú, cuando aun me amabas,
Aquella noche de estrellas brillantes,
Bella y llena de mensajes de luna llena,
De tanto amarte elegí la mas bella,
No puedo dejar de pensar en ella,
Suave murmullo de agua clara,
Como capullo de algodones blandos,
Sin espinas son mis rosales blancos.-