Esta mañana he abierto los ojos,
Tendida estabas a mi lado.
En este intenso invierno helado...
Junto al calor de tus labios rojos.
Frente a frente nuestros dos rostros,
Iluminados con los primeros rayos,
Como dos renacientes tallos,
Cuales florecen en los arroyos.
Tus ojos negros que en mi clavas,
Se funden en mis dos ojos azules.
Que son como dos baúles,
Donde atesoro tus miradas.
Tus cabellos suaves como la alpaca,
Extensos y frondosos como el Nilo.
Se deslizan como suave hilo,
Y perfuman mi piel como la albahaca.
Tus labios ansiados como el vino,
En la sedienta boca del caminante,
La cual alivias al instante…
Al igual que un milagro divino.
Tus manos tersas y delicadas,
Como el frágil cristal de bohemia,
Las cuales a mi cuerpo apremia,
Con sutiles caricias relajadas.
Contigo el invierno es menos invierno.
Contigo mi vida… siempre es primavera.