Cuando agoniza tristemente el día,
llega en sigilo el manto de la noche
despacio... cansado ... lento…
para hacerse presente, invitado eterno,
en la larga ausencia llena en desvelos ...
Ella con su vestido azul
bella… tierna…
sin palabras… con su aroma,
como rayito de luz
se adentra en la oscuridad de su existencia,
iluminando ... alegrando ...
sonriéndole a su ser
y le susurra: “Todavía me enamoras”.