Coty

MaceraciĆ³n

Tristeza tenaz de manos frías

ausencia acostumbrada de cobijo

pasos ondulantes que se mecen

ante el sórdido estupor

 de los intentos fallidos.

 

Arrullo de los sueños inconclusos,

sal fluida que se oculta en las esquinas

 en las flamas de los ojos

  que acumulan como archivos

recuentos  del ayer, presentes aplastantes

  espejismos de futuros.

 

 Nudos ciegos,  pensamientos entretejidos

en un ilusorio estado de conciencia

que enmaraña aún más los cabos sueltos

y la esperanza que se cae y se levanta

cual eterno via crucis de los vicios.

 

Donde se concibe el remanso a la desdicha

donde el horizonte se avizora sin abrojos

en ese fondo cóncavo y convexo

que se traga cual agujero negro

las voces recalcitrantes

que ahora no son más que la suma

de todos los silencios.

 

Todavía escuece ese dolor

que ha anestesiado ya dignidad y orgullo

siempre son las mismas heridas que nunca cicatrizan,

que sangran como estigmas 

una mueca dolorosa se dibuja

en un efímero rictus de enigmas.

 

Es la eterna ansiedad del cuerpo que se aniquila

en el ambarino manantial de lo funesto

donde lentamente se macera

el desdichado ser

que en un delirium tremens

 pende de ese frágil hilo

y se ahoga... en ese líquido.