Te regalo un mapa absurdo de aire desterrado
embalsamado de nostalgias
te regalo la geografía hundida en mi anónimo
de llamarte tantas veces
porque yo te amo en tu silueta adormecida junto a la cama.
Petrificado en el espejo
como despojo repetido donde eructa el sótano abandonado
de esta imagen que intenta disimular al hombre invisible
de su rasgo humanoide que me refleja.
Te regalo mi huella
como un castillo de naipes de convertirse en lamentos
cuando se desmorona
cuando se hunde
cuando se deshace
con esta abreviatura presente que flota en las paredes
del mismo aire con su misma brisa
en esa boca inestable de hacerme un teatro silencioso
donde palidece cada línea expresiva de mi ventana.
Te regalo un suspiro de nieve tan fría tan helada
con la luz apagada de mi extraña costumbre de nombrar
y nombrarte
y remitir entre los vientres cóncavos de mis manos
buscándote en la claridad más pequeña
de mi ternura vacía.
Te regalo el olor cansado de mi cigarro inmóvil.
Cuando él me hace sombra de levantarme tantos murmullos
a mi insomnio desfigurado
tantas noches
sobre el resto húmedo de tu sonrisa
que retumba en mi desolado paraje
de que estoy solo
triste
deshabitado . . .
. . . .en mi almohada.
Te regalo el remolino obscuro
un escalpelo amoroso
de cortar promesas indecisas con mi gesto
sobre la marea rutinaria contraída en la mejilla
de mi rostro.
(Breve analgésico donde retoza aquel ajedrez a contraluz.)
Te regalo una cantera persistente de repetir
y repetir. . .
y repetir. . .
y duplicar. . .
y repetirme
el amargo sedante de ese eco afilado
que me ha convocado a mi estremecimiento final .