egarzazul

No existe un lugar

Más allá de las montañas que se pierden en el distante horizonte, donde el cielo y la tierra se besan, y el sol se esconde cada atardecer; enterré en el olvido mis canciones y mis versos, para que los poemas no te alcanzaran, pero fue inútil, porque hallé más poesía de la que tenía.

 

Busqué el momento preciso que se encuentra justamente entre la noche y el amanecer, cuando la oscuridad pega con más intensidad; para atrapar mi amor por ti, y así, poder confinarlo en la negra madrugada, pero lo único que logré, fue que la luz del alba llegara más pronto.

 

Intenté dentro de la inmensidad del océano, en el profundo abismo sin fondo que se encuentra en lo más recóndito de estas aguas; ahogar mi memoria para que mis pensamientos jamás pudieran volar hacia tu recuerdo, pero no pude contenerlos, y huyeron hacia ti.

 

Probé en el vasto desierto donde predominan las dunas, en esa región árida escasa de vida, que parece una gran alfombra amarilla; sepultar mis besos entre las millones de arenas, para que diluidos no tuvieran fuerza, pero el calor los hizo cobrar fortaleza, y como rayo, fluyeron hacia tus labios rosados.

 

Quise distraer la vista, dirigiéndola a los más hermosos paisajes que existen en la naturaleza de este mundo, pero mis ojos no cayeron en el engaño, y al comparar tu belleza con estos relieves, sólo comprendieron que la verdadera fantasía está contigo; y prefirieron no ver nunca más.

 

Procuré aprovechar de la antártica, las grandes plataformas de hielo que conforman el polo sur, y así, en ese espacio frío, congelar la hoguera que me quema los brazos, dormir las ganas de poderte abrazar; pero el recuerdo de la calidez de los tuyos, despertó con más fuego el deseo de refugiarme en ellos.

 

No existe un lugar, por más distante, profundo, remoto y escondido que esté, en el que estando separado de ti, los efectos que causan tus sentimientos puedan desaparecer como si nada, sin dejar huella. Por eso, no hay un lugar donde toda la magia que irradias, no pueda llegar y causar sus estragos en mí.

 

 

e.g.