Espero verte pronto un día que el orgullo por fin haya sido disminuido a su máxima expresión.
Espero acercarme a ti sin los nervios que me atacan ni los odios que te odian
Espero desde lo más intrínseco de mi corazón escucharte un nuevo murmullo, un nuevo saludo, una nueva voz
Porque si bien mi corazón no deja de amarte desde el más profundo sentimiento, sé que tu vida ha cambiado tanto que ni recordarás siquiera mi nombre
No pretendo que me veas, no pretendo que me evoques, no pretendo tampoco que me recuerdes
Sólo pretendo que con el tiempo te des cuenta que mis palabras no fueron en vano, que cada gesto que tuve contigo fue lo más puro que pude darte
Que mi inocencia fue tan ignorante que tuviste la valentía de alejarme de tus andanzas, a esas que sabías que te seguiría hasta la muerte
Sólo espero verte vivo una vez más aunque sean sólo unos cuantos segundos y vea en ti la misma sonrisa melancólica pero con mejores motivos para hacerlo
Y cuando ese día sea concedido por Dios, no te prometo ser la mujer más feliz del mundo, ni siquiera intentaré serlo
Tampoco intentaré que de mis ojos broten sus acostumbrados destellos cada vez que pude pensarte de la manera más triste
No prometo más que la misma sonrisa que solía tener al verte,
No prometo más que la mirada llena del amor que te encendía el corazón de incontables sentimientos que terminabas por rechazar
Y, si tú mismo lo deseas, si tienes aun el valor que me falta de hablarte y repetirme tu saludo una vez más,
Te darás cuenta que no fuiste el único que logró tener el coraje de cambiarse a sí mismo
Que nunca estuviste sólo
Y que nunca lo estarás...
¡Eso sí puedo prometerte!