Leyendo tus cartas me inspiras
Más de lo que tu ni sueñas
Buscándole las partículas
Al rastro que dejan tus huellas
Pues yo soy aquel cazador
Que vigila tu andar de doncella
Y prestos están mis arcos
Y bien afiladas mis flechas.
Por eso cuanto te escribo
Son los hermosos diademas
Que nacen de tu letra amada
Que llegan con tus esquelas
Y tu tienes toda la culpa
De mi exceso de elocuencia.
Alborozando a mi pluma
Y exaltando mis ocurrencias.
Cada carta que de ti recibo
Trae con ella tu esencia
Y vuelve a erguirse mi verso
Oteando tu ciudadela.
Y esto se lo debo a tus besos
Más que nada a tu presencia
Que tanto le hace bien
A este tu humilde poeta.
Tus cartas las desmenuzo
Y con ella hago cazuelas.
Uno que otro budín
O una tortilla de acelgas.
Yo con ellas cocino
Hasta puedo hacer paellas.
Y todos los condimentos
Riman con tu belleza.
Esa que tanto admiro
Por eso que eres mi reina.
Vaya por ti un suspiro
Por esas palabras que anhegan.
Lo más profundo de mi ser
Para convertirlas en perlas.
Lo mismo que eres tu
Mi adorable Cenicienta.
El príncipe te está esperando
Entre doce y una y media.