Guaniamo

VolvĂ­ a estar dentro de ti

Hoy volví a estar dentro de ti

Nuevamente nos encontramos, sin citas, sin llamadas, sencillamente nos encontramos. Como siempre estabas ahí esperándome, sin decir palabras, sin una mueca, sin un reproche. Sencillamente esperándome.

Ni siquiera te salude, la cita es tácita y no hay derecho a preámbulos, solo alzo la mirada y te veo y empiezo mi maquinal comportamiento contigo: cruzo el umbral y empiezo a bajar en busca de eso que sabes que busco en ti. Dejas que lo haga, me lo facilitas.

A medida que desciendo siento el calor que emanas y el rumor de lo que me espera, me detiene una valla. La quito. (ya se como hacerlo) deslizo mis dedos y sencillamente no hay oposición ante mi presencia. Avanzo un poco mas hacia abajo y siento el profundo aroma que emanas. Me siento feliz: ya casi consigo mi cometido.

¡oh, ahí esta lo que busco!, luce esquivo, debo esperar. Y ahí está: te abres para mi y dejas salir todo ese flujo de energía que te caracteriza. Me intimidas, pero no me rindo. Empiezo a presionar por entrar: el combate no es fácil, pero soy perseverante y logro entrar.

Estoy adentro, que calor y que presión siento al estar dentro tuyo, me apretas, me haces entender que no era bienvenido, pero que ahora te acostumbras a mi presencia. los músculos presionan y yo también. Soy el ariete y tu quien trataba de contenerme.

Te acomodas a mi tamaño y a mi presencia y empiezas a moverte, lo haces con ritmo y fuerza, te detienes en el momento justo y luego recomienzas la tarea, algunas veces te detienes y creo que termina el camino, pero no. Lo haces adrede para aumentar mi ansiedad. 

Pasan 5, 10. 15 minutos. El constante movimiento y la presión hacen que sienta lo inminente: Estoy por llegar, la ansiedad me mata, siento que nuevas cosas van a pasar y presiento que me van a afectar. Tu no ves mis pensamientos (no te interesan) sencillamente haces un último movimiento y haces que llegue. Uff por fin llegué. Te abres y me dejas salir. 

No volteo, salgo raudo, tengo cosas que hacer.

Al levantar la cara veo donde estoy y veo la Av. Lecuna. Ahí por cortesía volteo y te digo: Gracias metro de Caracas por traerme a mi destino nuevamente...

Luis Enrique Rodríguez (guaniamo)