“Me duele el alma”
(en homenaje a la autora de –Sí, Señor… soy culpable)
¡Me duele el alma!
Por haber amado con el ímpetu de corcel joven
Y haber errado con la ingenuidad del niño.
¡Me duele el alma!
Por no poder, mirándote a los ojos, decir “te quiero”
Y por no dejarme decírtelo aún sin mirarte.
¡Me duele el alma!
Por haber sido un necio sin culpa
Y por pagar por siempre un precio eterno.
¡Me duele el alma!
¡Sí, me duele!
Por ti y por mí, por nosotros y por ellos,
Por todo lo que no he amado aún queriendo.
¡Me duele el alma!
Y me duelen las entrañas por tanto dolor
Que arrancan de mí torrentes de sollozo.
¡Me duele el alma!
Y lo repito, me lo repito sin reposo.
¡Me duele el alma!
Aunque bendita culpa
Que por ella me ha venido tanto consuelo